sábado, 4 de junio de 2011

TRAIL DE UBRIQUE by ÁNGEL TORNÉ (ADG).

Aquí os dejo la cronica de un compañero , un runner de los buenos.Ángel cuelga la corbata cada vez que puede y se calza las zapatillas para disfrutar de este deporte que tanto nos apasiona ,es su primera toma de contacto con el monte , merece la pena leer su cronica y ver como tarnsmite su pasion por este deporte , mi enhorabuena campeon.

"UN RETO EN LA SERRANÍA"

Todo está preparado. Tras largos y esporádicos entrenos con mis compañeros del Club semanas previas a la prueba, tras las subidas, las bajadas… y tras un proceso personal de concienciación,… espero ansioso a que llegue el momento en que suene el pistoletazo de salida para poder enfrentarme al próximo e inminente gran reto de mi corta etapa como corredor: finalizar mi primera carrera por montaña.

Me levanto a las 6 de la mañana del sábado 28 de mayo, tras una noche de desvelos, presuroso por tomarme el desayuno y por terminar de preparar los chismes típicos de todo corredor. Sólo falta echar en la mochila algo muy importante, las ganas de superarme y de darlo todo en esta prueba. No puede ser otra, tiene que ser ésta “la de Ubrique”.

Hay que ver cómo son las cosas del destino, quién me iba a decir a mí que un cliente cualquiera de un día cualquiera del mes de mayo, apareciera por mi oficina preguntando por la cuenta del Club “Nutrias Pantaneras”, y fuera el detonante de mi decisión. Nunca en la vida me hubiera pasado por la cabeza realizar una hazaña como ésta, pero yo, quizás un poco loco y poco conciente de lo que se me venía encima, no pude evitar sentirme seducido por una prueba de tales características.

Son las 10 de la mañana cuando, tras el sonido ensordecedor de una bocina, pongo en marcha mi pulsómetro, y, de esta forma, comienza mi andadura. Los primeros 500 metros son bastante llevaderos, rodando por terreno prácticamente plano sin apenas cuestas, a buen ritmo. Son de agradecer los ánimos y la buena acogida de la gente del entorno, y puedo disfrutar contemplando las viviendas típicas de los pueblos blancos. La cosa se complica un poco cuando comenzamos a subir, transformando la media en 07:05 en el primer kilómetro del recorrido.
En ese momento, dejamos “la civilización” para adentrarnos en un sinfín de emociones, sensaciones, e imágenes indescriptibles. No pasa mucho tiempo hasta que empiezo a sentirme cargado: ¡hay que reservar fuerzas!, ¡tengo que terminar esta carrera! No paro de “exigirme” lo mismo. Los ritmos suben y bajan continuamente: 15:20 el segundo kilómetro, 18:15, el tercero, 14:07 el cuarto, hasta que me doy cuenta de que mis pulsaciones comienzan a descender y puedo respirar sin dificultad (de algo me habrán servido las largas tiradas con mi amigo y compañero de fatigas, José Antonio Viejo, así como con los compañeros de los 101 kms. Ronda: Ismael, J. Luis, Paco, Javier, Diego, y Perico). Miro a mi alrededor, y no veo más que rocas sueltas por nuestro camino, y a mi derecha, una pared de roca totalmente vertical que nos acompaña y nos proporciona sombra durante los primeros 4 kilómetros

A partir de ahí, todo es bajada, al menos durante los casi dos kilómetros siguientes, bajando como puedo y a la máxima velocidad posible, recuperando al máximo las fuerzas e intentando no perder en ningún momento la vista del suelo hasta llegar al próximo puesto de avituallamiento, en suelo firme. Estamos a las puertas de la carretera de Villaluenga del Rosario, justo en el cruce de Aguanueva. Los ritmos en esos dos kilómetros han sido de 06:15 y 12:28 respectivamente, coincidiendo éste último con la próxima subida




¡Comienza la gran subida hacia el punto más alto de la carrera! Subo toda la cuesta andando y en algunos momentos a trote, y en unos minutos, alcanzo el kilómetro 7. Me siento muy bien, abro una barrita energética y repongo fuerzas para seguir subiendo. ¡DIOS MÍO, QUÉ MIEDO!... Me lo tomo con calma y adelanto a otros corredores en el trayecto. Éste último kilómetro es duro, muy duro, y lo hago a ritmo de 19:05. En el próximo, aprovecho las pequeñas bajadas, y curiosamente, el reloj marca un ritmo de 09:57, ¡GENIAL!, sigo bien, en breve me espera la cumbre…
El pulsómetro me marca 1.110 metros de altitud, ¡YA QUEDA MENOS ÁNGEL! Por fin llego al tercer puesto de avituallamiento, bebo bastante, y sin parar, me comunican que voy por debajo del puesto 50, lo cual me supone una inyección de energía positiva. Motivado al máximo, me queda la bajada con un pequeño desnivel positivo que a estas alturas, ya me da igual. ¡No debo fallar!

Comienzo a bajar a ritmo alto, la bajada es muy, muy difícil, dificilísima y muy técnica para mi nula experiencia, pero decido tirar, tira, tirar, y dejo atrás a algunos compañeros, hasta que de pronto caigo al suelo. Paro un momento y observo que sólo tengo algunos arañazos… ¡A SEGUIR ÁNGEL! Me pregunto constantemente si podré acabar la prueba, ¡tengo ganas!, ¡muchas ganas!, y paso el kilómetro 9 y 10 a 10:41, y a 6:05 respectivamente. Comienzo a ver gente parada en el suelo por lo abrupto del mismo (tobillos dislocados, etc.) y el pensamiento de no poder llegar a meta me obsesiona, ¡NO!,… ¡QUIERO ACABARLA!



Finalmente, y preguntando en el último puesto de avituallamiento, me comunican que sigue todo cuesta abajo. Decido darlo todo, y sin pensármelo, comienzo a trotar al ritmo que podía (05:44, 05:55, 05:42, 05:23, 05:26, 05:31), atravesando Benaocaz. Dejando atrás el pueblo, sigo la línea imaginaria de lo que parecía un sendero desaparecido por el crecimiento de la maleza vegetal típica de la zona en la que nos encontrábamos, para terminar en una magnífica, pedregosa e interminable calzada romana, sorteando piedra a piedra los aproximadamente 6 kilómetros restantes hasta llegar a Ubrique.

Allí me espera “la gloria” mientras recorro los últimos metros hacia meta, animado por muchos de los vecinos de la localidad. Por fin, esa pasadilla de noches anteriores, se transforma en un instante, en un sueño hecho realidad: Pude hacerlo.

1 comentario:

  1. Enhorabuena por esa carrera. Tenia pinta de ser muy técnica. Me alegro que lograses tu primer objetivo en este tipo de carreras. Yo hace poco también me estrené y me he enganchado. Son duras pero esa sensación al terminarlas es indescriptible. Un saludo y suerte en las próximas.
    Un gallegiño colega de Pedro (Miguel Rey)

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